QUÉ HACE ONIN

No siempre lo tuve claro.

Con 17 años, mientras otros solo pensaban en acabar el instituto, yo ya estaba ayudando a pequeños negocios con sus redes y páginas web. Aun así, pronto me encontré perdido: terminé trabajando en una empresa de mi pueblo, despertando a las 6 cada mañana, sintiendo que ese camino no era para mí. Ese golpe de realidad me hizo entender que quería algo más: ayudar a la gente de verdad, solucionar problemas y dar sentido a lo que hacía.

En paralelo, escuchaba siempre la misma queja de mis conocidos con negocios: “la época dorada ya pasó”. Pero yo sabía que no era cierto. El problema no era la falta de clientes, sino la forma de buscarlos. Ya no bastan carteles en la calle: ahora, los clientes están en el móvil, en las redes, a un clic de distancia.

Al principio todo fue un “extra”, algo pequeño. Pero cuando vi que realmente podía vivir de esto, decidí lanzarme de lleno: crear más servicios, formar equipo y diseñar procesos que aportaran calidad a precios justos. No fue fácil. De hecho, estuve a punto de rendirme: un contrato anual que iba a catapultar mi trabajo, a un día de firmarlo, desapareció. Me dejaron de contestar y me bloquearon. Fue un golpe duro… pero también una lección: las ideas solo valen si las ejecutas, y en este mundo hay que moverse rápido.

De ahí nació ONIN: con la cercanía de entender lo que viven las pymes, la juventud para adaptarse al cambio y la optimización como forma de trabajo. ONIN nació en las redes sociales, y ahí seguimos: evolucionando, buscando siempre lo mejor para cada cliente.

Hoy, nuestra misión es clara: no dejar que los negocios mueran. Digitalizarlos, hacerlos visibles, que aparezcan en todos lados. Porque sabemos que, aunque el mundo cambió, las oportunidades no se acabaron. Solo cambiaron de lugar.